viernes, 11 de octubre de 2013

Capitulo 30

Hanna supo que era Jose Luis  antes de descolgar el teléfono. Resultaba imposible que olvidara el fiasco de la cita doble de esa noche sin revivir cada detalle. Se había acostumbrado a sus exhaustivos análisis, y la mayoría del tiempo no le importaban. El ingenio y la lengua afilada de Jose Luis  convertían sus monólogos en algo muy interesante ya que siempre conocía a los participantes. 
Salvo que esa noche ella era uno de ellos, y no sentía mucha inclinación a discutir hasta la una de la mañana sobre las torpezas que había cometido. 

Alzó el auricular. 

*Despues de la cita*
— ¿Te despediste de  Oscar  con un beso?— inquirió  Jose Luis. 

— Hola a ti también. No, no lo hice. ¿Y tú?  - dijo Hanna

— ella me dio un beso en la mejilla. 

— ¿Cuál? 

— La de la cara— repuso tras un momento. 

— Ah— se dirigió a la nevera. Era tarde, así que se decidió por un jugo de naranja y dulces. Sacó el envase de plástico y cerró la puerta con el pie, luego fue hasta el sillón de terciopelo y se dejó caer en él. 

— Lo que no puedo entender es cómo  Raul  pudo imaginar que me iba a gustar— continuó JL—.

— Se ofreció hacerte un buen descuento, es tu hermano.  - menciono Hanna

— No necesito tetas más grandes, para tenerlos en mi cuerpo, como todas llaman mi lavadero. ¿O sí?- dijo  Jl

— No, creo que no— imaginó los  pechos de ella junto al cuerpo de JL y al instante se puso a sudar. - 

— ¿Estás segura? ¿Sabes?, nunca haz visto mi abdomen - dijo  JL


— Puedo ver que es estupendo, Jose Luis— se secó la transpiración de la frente y deseó que el cambiara de tema—. No necesitas nada más grande. 

— De acuerdo. Tomen, pequeños. ¡Pollo, qué rico! 

— ¿Jose Luis? 

— ¿Qué? 

— Si vas a emitir sonidos tentadores para tus perros cuelgo. 

— Aguarda un momento. Debo cambiarles el agua. 

Hanna aprovechó la oportunidad para abrir la botella de plástico del jugo y dar un buen trago. La bebida dulce lo ayudó a disipar el sabor amargo que le había dejado la cita esa noche. 

Raul  los había convencido para aceptar, insistiendo en que era el momento perfecto para ver a otras personas. Luego podrían echar un vistazo más sereno a lo que Hanna  había llegado a pensar como “El Plan”. Por lo que esa noche había salido con un abogado de la oficina de un amigo & Jose Luis  con un enfermera amiga de Raul. Asistieron a un concierto y luego fueron a cenar a un restaurant chino. Tendría que haber sido una cita agradable. Ya habían hecho lo mismo antes, con citas diferentes, desde luego, y siempre habían pasado una velada normal. 


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