*DIA SIGUIENTE EN EL LAS OFICINAS DONDE TRABAJABA JL*
— ¿Qué tal?— dijo Hanna — obligó a que las mariposas que sentía en el estómago se
tomaran un descanso. Aún tenía fresca la conversación de la noche anterior.
Demasiado fresca. Sintió que se sonrojaba.
— ¿Qué tal tú? — dijo JL
Se veía muy hermosa. Se había puesto los pantalones negros que a JL más le gustaban, los que ceñían las piernas largas y le daban un trasero fabuloso. Y la camisa gris de seda que le había regalado la navidad pasada. Una combinación maravillosa. Se había echado el cabello hacia atrás con los dedos.
Resultaba extraño y aterrador pensar en Hanna de esa manera. Durante años había visto a otros hombres babear por Hanna. Dado su entusiasmo presente, era evidente que el mismo había reprimido sus sentimientos durante mucho tiempo.
— Estás guapo— comentó Hanna, esbozando esa sonrisa que lo hacía más atractiva.
— Gracias— ese día había dedicado un cuidado especial a su arreglo. Se había levantado pronto para lavarse el cabello y peinarse, y se había puesto la mejor ropa que le gustaba a Hanna, que por lo general reservaba para las cenas importantes de negocios.
— ¿Adónde vamos?
— ¿Qué te parece aquel restaurante tailandés?— se levantó JL.
— Bien— aceptó bajando la vista, Luego la alzó otra vez a su cara.
— Aunque podríamos ir a mi apartamento— dijo Jose Luis, con cuidado de mantener la voz baja para que las personas con las que trabajaba no la oyeran. Ya habían especulado con su relación con Hanna, y en general se mostraban bastante suspicaces con su vida sexual. Por lo que o bien pensaban que mentía al decir que únicamente era amigo de Hanna o bien la consideraban gay. Ninguna de las dos cosas le molestaba. Le gustaba que su vida privada fuera privada. Pero si Hanna seguía mirándolo de esa manera, puede que saltara sobre su cuerpo allí mismo— ¿Y bien?— instó.
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