No pudo evitarlo. Soltó una risa, pero calló de inmediato cuando la
mujer que tenía delante se volvió para mirar. Se concentró en lo que palpaba su
mano. Asombrado por su propia audacia, se sentía casi embriagado. Si eso no
aceleraba las cosas entre ellos, entonces nada lo conseguiría. Y de esa manera
ni siquiera tenía que mirarla. Al menos no hasta que el ascensor llegara a la
planta baja, y en ese momento... Bueno, Hanna ya sabría que no bromeaba acerca de
la parte del sexo.
Deseó que los pantalones no fueran tan gruesos. Le gustaría disfrutar de más detalles. Pero notaba bastante. Cielos.
Deseó que los pantalones no fueran tan gruesos. Le gustaría disfrutar de más detalles. Pero notaba bastante. Cielos.
El ascensor disminuyó la velocidad y las puertas se abrieron. En el acto la gente comenzó a salir, pero Jose Luis no se movió. Ni el cuerpo ni la mano. Quería esperar hasta el último Eso lo podía hacer culaquier otra persona, no el. Lamentó no poder verle la cara.
Su deseo se hizo realidad.
La cara de Hanna apareció ante JL. De hecho, apareció todo su cuerpo. Lo cual no era posible. Porque tenía en la mano...
Hanna retrocedió hasta salir del ascensor. Le sonrió a Jose Luis, disfrutando del modo en que los ojos estuvieron a punto de salírsele de las órbitas.
La mujer que había detrás de Jose Luis parecía igual de agitada, lo cual resultaba comprensible. Jose Luis aún no se había movido. La mujer, a quien Hanna le daba unos años, permanecía paralizada. Aunque tampoco tenía mucha elección.
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