lunes, 28 de octubre de 2013

Capitulo 40

Oyó que Jose Luis  decía algo parecido a “PTM”. Y entonces las puertas del ascensor se cerraron. Pero no antes de saludar con la mano a JL  y a su nueva amiga.

Jose Luis registró el saludo de Hanna segundos antes de que el ascensor se cerrara con una determinación que hizo que deseara encontrarse ante un pelotón de fusilamiento. Cada músculo de su cuerpo pareció sufrir un espasmo al mismo tiempo. Un agudo “Ouch” detrás de JL le recordó que aún no había apartado la mano. La abrió y saltó al otro lado del ascensor sintiendo que su estómago daba un vuelco cuando el aparato comenzaba a subir.

Lo único que deseaba era salir corriendo y esconderse, o, mejor aún, abrir un agujero en el ascensor de la cabina y lanzarse al vacío. Pero se obligó a mirar a la mujer que había manipulado.

Era mayor, con un tupido pelo castaño, gafas y dientes regulares. Tenía las mejillas acaloradas, pero aparte de eso, parecía notablemente serena, dadas las circunstancias.

— Yo... yo...

— ¿Sabe?— comentó la mujer con clama—, en todos los años que he usado este ascensor, jamás conocí a nadie. Si le sirve de algo, su presentación fue magnífica.

Jose Luis  cuando dejó que la vista bajara a los pantalones de la mujer, sintió como si fuera a estallar en llamas.

— Yo... lo siento tanto— dijo—. Fue un error.

— Un error extraordinario, diría yo— la chica rió

— Se suponía que usted era otra persona. - menciono JL

— Bueno, supongo que ha sido mi día de suerte.

JL  parpadeó varias veces, tratando de darle cierta coherencia a sus pensamientos asustados.

— ¿Va a llamar a la policía?

— ¿Por qué, es que intentaba robarme?— meneó la cabeza. Con un gesto JL indicó que no—. Bien. Porque en caso contrario, necesita practicar mucho más.

Justo en ese momento el ascensor se detuvo. Las puertas se abrieron, y aunque quería correr a toda velocidad, sus pies no se movieron. No se movía nada salvo su corazón que le palpitaba con tanta fuerza que consideró que le faltaba poco para sufrir un ataque. la chica del pelo castaño pasó a su lado, y cuando la gente comenzó a entrar, metió la mano en el bolsillo, extrajo una tarjeta y se la entregó.

— Por las dudas— comentó.

Entonces salió y las puertas volvieron a cerrarse. Dos plantas más arriba, JL miró la tarjeta. Martha Sanchez, Abogada. Cerró los ojos y suspiró. Al menos cuando matara a Hanna, dispondría de un abogada compasiva.

Hanna lo vio en cuanto salió del ascensor. JL la avistó un segundo después y, demasiado tarde, se dio cuenta de que tendría que haber huido mientras tuvo la oportunidad. Si las miradas pudieran matar, ya sería una chica muerta.

Caminó haciaHanna moviendose de forma peligrosa  y con los ojos encendidos. Hanna retrocedió hasta golpear el costado del puesto de periódicos.

— Intenté avisarte— dijo Hanna.

— No— esa única palabra fue una advertencia, una que una mujer  inteligente habría escuchado.

— Te dije que cometías un error.

Jose Luis  abrió la boca, luego volvió a cerrarla y optó por darle un golpe fuerte en el hombro.

— Ay.

— Podría matarte por esto.

— Eh, no me culpes a mí. No fui yo quien quiso jugar sexualmente en el ascensor.

— Nunca en mi vida sufrí semejante humillación. Maldita sea, Hanna, ¿por qué me dejaste... ?— volvió a golpearle en el mismo sitio. ( no crean que es un golpe fuerte, es golpe jugando jeje XD)

Hanna  se movió y le ofreció el otro hombro, para recibir otro buen golpe.

— ¿Has terminado?

— No, pienso golpearte cada vez que pueda. Mereces algo peor, menzita. Podrías haberme detenido.

— Pero eso no habría sido divertido— sonrió.

Jose Luis cruzó los brazos.

— No puedo creerlo. De todas las cosas bajas, sucias, podridas...

— ¿Cómo es que ha pasado a ser mi culpa? 

Hanna  comenzó a retroceder, desviándose del puesto de periódicos para poder dirigirse a la salida. Aunque sin quitar los ojos de encima a JL.

— Vamos. Debes reconocer que fue gracioso.


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