— Bueno, sí—
— Bromeaba— alzó la mano en un gesto de paz—. No dije nada porque no sabía cómo hacerlo sin avergonzarte. - menciono Hanna
— Oh, estupendo. Has sido muy considerada. Dejarme con un desconocida excitada en un espacio reducido ha sido mucho mejor.
— Cariño, tal como lo tenías, la chica no iba a hacer nada por enfadarte.
— Esa no es la cuestión. Deberías haberme frenado.
Vio que la rabia se le iba. Menos mal. Entonces enterró la cara entre las manos. Al rato las bajó y pareció recuperado. Molesto, pero controlado.
— ¿Te encuentras bien?— preguntó.
— No te perdonaré esto— asintió—. Jamás.
— Claro que sí.
— Lo sé— suspiró—. Pero no se lo puedes contar a nadie. - dijo JL
Hanna contuvo una carcajada. Si pensaba que iba a quedarse callada, la esperaba otra sorpresa.
— ¿Hanna?
El modo en que pronunció su nombre le indicó que pensaba golpearla otra vez, de modo que asintió.
— Ok, ok
— ¿Lo prometes? - menciono JL con cara triste
— No se lo contaré a nadie salvo a Ashley.
— Si se lo dices a Ashley, a la puesta de sol lo sabrá todo Mexico.
Hizo acopio de valor y le rodeó los hombros. Quería que fuera un consuelo, un gesto amistoso para evitar tener que realizar una promesa que sabía que no iba a poder cumplir. Pero en cuanto lo tocó y sintió su hombro cálido y suave, al instante fue consciente de su cuerpo. Y del suyo. De todas esas partes.
Lo soltó bruscamente.
— Bromeaba— alzó la mano en un gesto de paz—. No dije nada porque no sabía cómo hacerlo sin avergonzarte. - menciono Hanna
— Oh, estupendo. Has sido muy considerada. Dejarme con un desconocida excitada en un espacio reducido ha sido mucho mejor.
— Cariño, tal como lo tenías, la chica no iba a hacer nada por enfadarte.
— Esa no es la cuestión. Deberías haberme frenado.
Vio que la rabia se le iba. Menos mal. Entonces enterró la cara entre las manos. Al rato las bajó y pareció recuperado. Molesto, pero controlado.
— ¿Te encuentras bien?— preguntó.
— No te perdonaré esto— asintió—. Jamás.
— Claro que sí.
— Lo sé— suspiró—. Pero no se lo puedes contar a nadie. - dijo JL
Hanna contuvo una carcajada. Si pensaba que iba a quedarse callada, la esperaba otra sorpresa.
— ¿Hanna?
El modo en que pronunció su nombre le indicó que pensaba golpearla otra vez, de modo que asintió.
— Ok, ok
— ¿Lo prometes? - menciono JL con cara triste
— No se lo contaré a nadie salvo a Ashley.
— Si se lo dices a Ashley, a la puesta de sol lo sabrá todo Mexico.
Hizo acopio de valor y le rodeó los hombros. Quería que fuera un consuelo, un gesto amistoso para evitar tener que realizar una promesa que sabía que no iba a poder cumplir. Pero en cuanto lo tocó y sintió su hombro cálido y suave, al instante fue consciente de su cuerpo. Y del suyo. De todas esas partes.
Lo soltó bruscamente.
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