sábado, 25 de enero de 2014
Capitulo 102
Debería dejar el cepillo de dientes, entrar en el dormitorio y decirle a la cara que no funcionaba. Que era maravilloso, que la cuestión no tenía nada que ver con él, sino con ella, pero que no podían repetirlo. Ni siquiera una vez más.
Lo más probable era que Jose Luis se sintiera desconcertado, incluso dolido, pero a la larga sería lo más inteligente. En unas semanas, tal vez uno o dos meses, le explicaría el porqué. En cuanto lo hubiera olvidado, no resultaría tan bochornoso revelarle que se había vuelto loca por él. Jose Luis lo entendería.
Dejó el cepillo de dientes, pero al instante volvió a recogerlo. No había motivo para tener mal aliento mientras le daba la mala noticia, ¿no? Mientras se limpiaba los dientes, repasó el discurso: “Jose Luis, ésta ha sido la semana más maravillosa de mi vida, y todo te lo debo a ti. Pero no creo que sea una buena idea continuar. No es por ti. Es por mí.”
Bueno. Breve. Directo. Nada de exabruptos emocionales ni lágrimas.
Se enjuagó y luego se cepilló el cabello. Había llegado el momento. Era fuerte. Abrió la puerta y salió con los hombros erguidos, la cabeza alta y llena de determinación y coraje.
Jose Luis ya se había metido en la cama. Desnudo. Tenía el torso perfecto, descubierto hasta la cintura. Apartó las sábanas para hacerle espacio a su lado al tiempo que esbozaba una sonrisa sensual.
Podía hacerlo.
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