—Ya la he conocido —sonrió feliz Jose Luis—. Tú eres todo lo que
siempre deseé. Hermosa. Divertida. Estupenda en la cama. Y no quieres que
vivamos juntos o, Dios lo prohíba, que nos casemos. ¿Qué más podría querer un
hombre?
—Cierto —convino, aun cuando el pecho se le contrajo tanto que casi no pudo respirar—. Decididamente cierto.
—Cierto —convino, aun cuando el pecho se le contrajo tanto que casi no pudo respirar—. Decididamente cierto.
Jose Luis se detuvo ante el edificio de Hanna y apagó el motor. Odiaba tener que despertarla. Parecía tan serena con la cabeza apoyada en su chamarra contra la ventanilla. Pobrecita. Se hallaba extenuada. No era de extrañar después de haber hecho tanto ejercicio y haber dormido tan poco. No obstante, aún no estaba listo para que terminara. La deseaba. Le resultaba muy poco habitual. Otros fines de semana con otras mujeres habían terminado con él ansioso por volver a casa. Esa vez no. Era tan agradable con Hanna. No tenía que preguntarle por su familia, y ella ya conocía a la suya. La charla de tener que conocer a alguien quedaba eliminada, de modo que eran libres para hablar de lo bueno. O para no hablar. Quizá era así para Contacto y Teresa. Al carecer de mucha experiencia con parejas felices, no estaba seguro. Sus padres cambiaban de cónyuges como otros cambiaban de coche. El número mágico parecía ser dos años, aunque su madre había estado con ése que no recordaba su nombre tres años y medio. Todo un récord. Pero ya había terminado. Igual que con los demás. Pasado un tiempo había dejado de ir a las bodas. Le había parecido tan inútil. Lo que no lograba entender era por qué seguían casándose. Sería tan sencillo si vivieran juntos. Pero en cada ocasión su madre juraba que era la última vez. Que al fin había encontrado su verdadero amor. Su padre no era tan sentimental A medida que se hacía mayor, sus esposas no paraban de ser más jóvenes. Jose Luis suponía que con el tiempo terminaría casándose con un feto. Ni una sola vez, ni siquiera cuando sus padres habían estado casados entre ellos, había percibido que tenían una relación tan cómoda y fácil como la que él tenía con Hanna.
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