jueves, 27 de febrero de 2014

Capitulo 129




—¿Crees que podrías hacerlo? —Gloria se adelantó con expresión seria—. Me refiero a largo plazo. ¿En la enfermedad y en la salud, y todo eso?

—Esa es la cuestión, ¿verdad? jamás me consideré capaz de hacerlo.

—¿Pero crees que con Hanna existiría una posibilidad?

Tenía tantas ganas de creerlo que le dolían los dientes. Pero se encogió de hombros.

—Tal vez.

Gloria lo observó un largo rato, luego bajó la vista a sus manos. Al final volvió a mirarlo.

—Lo único que puedo hacer es decirte lo que pienso. Podría estar completamente equivocada, de modo que tendrás que tomarlo con pinzas —Jose Luis asintió—. Creo que debes confiar en tus instintos. El gran riesgo reside en perderla para siempre, ¿no?

—Sí —le bastó oír las palabras para sentirse mal.





Capitulo 128



—Necesito consejo.

—¿Y has venido a verme a mi? —mostró auténtica sorpresa.

—Bueno, sí. Conoces a  Hanna desde hace mucho tiempo. Tú misma has pasado por algunas situaciones complicadas. Supuse que lo mejor sería hablar contigo.

—Complicadas, ¿eh? Interesante modo de exponerlo—se sirvió una copa de chardonnay y volvió a reclinarse—. Adelante.

—No sé cuánto sabes tú. Es imposible mantenerse al día con todos nosotros, pero según Ashley,Hanna no es feliz.

—Continúa,

—Es evidente que a pesar del acuerdo original, desea más.

—¿Más de qué?

—No estoy seguro. Pero creo que lo que busca es una especie de compromiso.

—Ah— Gloria  asintió como si acabara de darle la última pieza de un acertijo que él no podía ver.

—No sé — bebió un sorbo de agua, y aunque mitigó su sed, no le aclaró los pensamientos—. No sé que hacer.

—Viniendo de ti, resulta interesante.

—Sí —en particular desde que treinta minutos atrás había decidido echarse para atrás—. Si se tratara de cualquiera menos de Hanna...

—Pero se trata de Hanna.

—Sí.

Capitulo 127



Pero él sí. Pensar en su cama, tan vacía, tan fría, hizo que deseara quedarse despierto toda la noche. O quedarse dormido en el sofá. Pero si no la llamaba Hanna pensaría que pasaba algo.

Sacó el teléfono móvil con la intención de marcar su número. Pero lo volvió a guardar, se levantó y se marchó del parque.

—Qué sorpresa. Pasa.

Jose Luis sonrió, aliviado por ser bien recibido. Entró y se dirigió al sofá.

—¿A qué debo este honor?

—Necesito hablar contigo.

—Bien. ¿Sobre qué?

— Hanna.

—Pongámonos cómodos —indicó Gloria al tiempo que asentía.

Se sentó en el sillón blanco de piel y  Gloria regresó al salón con una botella de vino blanco y dos copas.

—¿Te apetece?

—Vengo de una cata. Preferiría agua.

Dio media vuelta y regresó a la cocina, Jose Luis dispuso de un momento para pensar lo hermosa que era, aun sin maquillaje, con jeans viejos y una camiseta. Entonces volvió, todavía con el vino en una mano y un vaso con agua en otra. Después de pasárselo, se sentó frente a él, con las piernas acurrucadas y dejando el vino sobre la mesita.

—¿Qué sucede? —inquirió.

Capitulo 126




Con lo mucho que lo conocía, ¿no se daba cuenta de que no era una cuestión de elección sino de biología? Lo único que tenía que hacer era mirar a su familia para comprender que el matrimonio no figuraba en su destino, no si quería mantener la cordura. Y no solo sus padres eran prueba del fracaso, sino su hermano David, que con solo 25 años ya iba por el segundo matrimonio.

Y como Jose Luis era pragmático, había decidido romper esa cadena. Poner fin a tanta necedad. Tomar el camino del cobarde.

El pensamiento fue como un golpe directo. Se esforzó por hallar solaz en viejas excusas, pero no le sirvió de nada. La verdad era demasiado grande, demasiado poderosa.

No era el maldito destino el que impedía que se comprometiera con Hanna, ni la preocupación de que pudiera romperle el corazón.— Era por terror a que ella rompiera el suyo. La quería, no como amiga, sino como a un espíritu afín. En algún rincón profundo de su mente, lo había sabido durante años. Si se casaban y él lo estropeaba... Tembló. No sobreviviría. Mejor salvar la amistad mientras todavía era posible. Reconocer que su noble, aunque temerario, experimento había fracasado. Se retiraría poco a poco. Esa noche, por ejemplo, no iría a verla. Además, Hanna  no se sentía bien. Era lo mejor. Tampoco lo echaría de menos.

Capitulo 125



La reunion en sony había ido sorprendentemente bien.

Media hora después de terminarla Jose Luis no fue a casa, sino a dar un paseo por el parque. Mientras contemplaba los árboles llenos de vida llegó a la conclusión de que Hanna  había desempeñado un papel tan importante en su vida que le costaba recordar cómo era antes de que apareciera ella. Todos esos años ella había sido la persona que había incorporado color a sus días, convirtiendo el juego de la vida en algo fascinante. Había añadido profundidad y perspectiva, y entonces comprendió que era su influencia lo que lo convirtió en un buen cantautor. Porque Jose Luis no solo se dedicaba a escribir nada mas asi, sino sobre las personas. Sus peculiaridades, sus puntos vulnerables. Cosas que jamás habría notado si  Hanna no le hubiera mostrado el camino.

Pensó en las palabras de Ashley y sintió la necesidad de sentarse en un banco. Hanna quería algo más. Aún no sabía con certeza qué. ¿Vivir juntos? ¿Matrimonio? No podía ofrecérselo.



Capitulo 124



Tampoco Hanna  se encontraba sola, aunque de repente deseó que su madre siguiera con vida. Cuánto deseaba hablar con ella sobre ese acontecimiento increíble.

Al día siguiente iría a ver al médico. Y en cuanto le confirmara el embarazo, se lo contaría a Jose Luis. Su reacción ya no la preocupaba.

Necesitaría un tiempo para adaptarse, del mismo modo que ella lo necesitaba, pero lo conseguiría.

Jamás le contaría que se había enamorado perdida y completamente de él. Porque sabía que Jose Luis la quería y que el muy tonto le pediría que se casaran y eso sería lo único en toda la situación que estaría equivocado.

Y a cambio de eso, ella tendría a su bebé. Hasta donde podía ver, resultaba un buen trato.

Lo único que tenía que hacer era dejar de desear lo que no podía tener y agradecer lo que ya poseía.

Capitulo 123



Durante largo rato apenas hizo nada, salvo respirar. Si pensaba, era para relajar los músculos.
Su hijo. Lo amaría y lo criaría del mejor modo que supiera. Se dio cuenta de que no era ningún error. Era un don. Algo que ni siquiera había sabido que quería.

El bebé era de los dos. No sabía por qué le llegaba con tanta profundidad, pero era la verdad. Nada de lo que le sucediera el resto de la vida modificaría ese hecho. Jose Luis y ella habían creado juntos una vida, nacida de un amor tan fuerte que desafiaba descripción.

No era el tipo de amor del que había oído hablar en cuentos y en películas, pero eso no disminuía ni un ápice su fuerza. ¿Y qué si no se casaban, si vivían en apartamentos separados? Querrían al bebé de la misma manera. De hecho, no se le ocurría otro bebé en el mundo que pudiera tener un mejor padre.

El pequeño estaría rodeado de amor. Lo recibiría de sus tías Ashley, Carolina & Gloria, y de su tío Raul. Y él o ella tendría un mejor amigo de su misma edad, alguien con quien jugar y crecer y de quien quejarse ante sus padres.