lunes, 10 de febrero de 2014

Capitulo 107


Hanna  dejó el bolso sobre la mesa de la cocina y corrió al baño con una bolsa de papel en la mano. Tenía que saberlo con seguridad. Esa mañana, mientras se hallaba sentada en el borde de la bañera esperando que su estómago se calmara, pensó en cien motivos diferentes por los que no podía estar embarazada. Sacó el equipo de la bolsa y leyó las instrucciones tres veces. Parecía bastante sencillo. Había que hacer pis en el palito. No le hacía falta un máster para realizarlo.

Temblando como una condenada, al final logró dar en el blanco, luego dejó el palito en el lavabo mientras se limpiaba las manos. Esperó que se pusiera azul. El azul era bueno. El rosa era malo. «Vamos, azul».

¿Qué demonios iba a hacer si se ponía rosa? No había duda alguna acerca de tener al bebé. Pero había muchas preguntas. Por ejemplo, qué contarle a Jose Luis. Y cuándo. ¿Después de ver al ginecólogo? ¿Cuando empezara a notársele? Y si se lo contaba, qué iba a decirle? ¿Acabaría con su relación? ¿Le pedirá que se casara con él, por el bien del bebé, para luego arrepentirse el resto de su vida?

Se secó las manos sin apartar los ojos del palito. ¿Quién podía imaginar que cinco minutos fueran tan largos? Se obligó a desviar la vista. Pero no por mucho tiempo. Tenía que saberlo.

Mientras transcurrían los segundos, se quedó por allí con los dedos cruzados. Pensó en la ironía de todo. Cómo Carolina llevaba meses intentándolo sin resultado, para que entonces Jose Luis y ella dieran el salto horizontal unas pocas veces y, bang. Cerró los ojos, con miedo a mirar. Contó los segundos.

Acabada la espera, abrió los ojos.

El palito se veía rosa.

Estaba embarazad, tendría Hanna un bebe de Jose Luis.

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