Suspiró, tomó la taza y se reclinó a su lado, desterrando sus ideas
paranoicas, asombrado de lo que tres copas y una sesión con su madre podían
hacer.
Se había preocupado por nada. Podía revelar los secretos de su familia disfuncional con completa seguridad. Hanna escucharía, y después haría que volviera a sentirse completo.
Apoyó los pies en la mesita y se puso a hablar.
Hanna ya había planeado lo que iba a decir. Jose Luis
daba por hecho que se encontraba mal, y eso utilizaría como excusa. Pero
necesitaba manifestar algo en ese momento, antes de que supusiera que podía
pasar la noche allí.Se había preocupado por nada. Podía revelar los secretos de su familia disfuncional con completa seguridad. Hanna escucharía, y después haría que volviera a sentirse completo.
Apoyó los pies en la mesita y se puso a hablar.
Había sido la velada más difícil de su vida. Él habló durante dos horas, contándole todos los motivos por los que pensaba que su madre estaba loca, su padre demente y que él nunca, nunca bajo ninguna circunstancia, caería en la trampa del matrimonio como ellos.
Estaba tan agobiado que no se dio cuenta de lo silenciosa que permanecía Hanna. Ciertamente, no se había percatado de que le rompía el corazón. Le costó no transmitirle la noticia. Pero hasta que no fuera al médico y recibiera confirmación, no pensaba hacerle eso. Además, necesitaba tiempo para pensar. Las repercusiones fluían como un río; con cada giro, se le ocurría un pensamiento nuevo. ¿Debería criar a un hijo en Manhattan? No quería vivir en otra parte. Pero, ¿y los colegios? ¿El dinero para los colegios? ¡La ropa! No se trataba de un río; eran unos rápidos y Hanna estaba sin remos.
Quería creer que no era justo; que, de algún modo, todo era culpa de él. Pero Jose Luis no era culpable. Había conocido sus sentimientos desde el primer día. Ni siquiera se lo podía culpar por el bebé. Ambos habían sido cuidadosos en el empleo de preservativos, y Jose Luis no tenía nada que ver con que algo hubiera salido mal. También había sabido antes de ver el palito rosa que él asumiría la responsabilidad. Podría contar plenamente con su ayuda económica. No solo eso. Sino que sería un padre para su hijo. Un padre de verdad.
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