lunes, 10 de febrero de 2014
Capitulo 114
Lo único que no era «justo» era que ella deseaba más. Quería vivir con él, como marido y mujer. Quería que creyera que ella era distinta. Que no solo valía la pena casarse, sino que ello no lo mataría.
Quería pasar el embarazo con él a su lado. Criar a su hijo como una pareja y no desde dos apartamentos diferentes.
Quedaba claro que había causado un daño irreparable a su amistad. Eso ya no bastaba. Ser su amiga ya nunca volvería a bastar.
—¿Estás bien?
Hanna bajó la vista. Jose Luis se había a costado en el sofá, con la cabeza apoyada en su regazo. Ella le había estado pasando los dedos por el pelo de forma distraída, y se dio cuenta de que se había detenido en mitad de una caricia. Él la miraba preocupado.
Ese era el momento. Lo único que tenía que hacer era decir que no estaba bien. Que no se sentía bien. Pero las palabras fueron contenidas por una poderosa y súbita necesidad de ser abrazada. Lo único que consiguió fue menear un poco la cabeza.
Jose Luis se sentó de inmediato, luego se acercó para poder envolverla con sus brazos. Apoyó la cabeza de ella en su pecho. Le acarició el cabello, le frotó la espalda, meciéndola como a una niña.
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