—¿Crees que podrías hacerlo?
—Gloria se adelantó con expresión seria—. Me refiero a largo plazo. ¿En la
enfermedad y en la salud, y todo eso?
—Esa es la cuestión, ¿verdad? jamás me consideré capaz de hacerlo.
—¿Pero crees que con Hanna existiría una posibilidad?
Tenía tantas ganas de creerlo que le dolían los dientes. Pero se encogió de hombros.
—Tal vez.
Gloria lo observó un largo rato, luego bajó la vista a sus manos. Al final volvió a mirarlo.
—Lo único que puedo hacer es decirte lo que pienso. Podría estar completamente equivocada, de modo que tendrás que tomarlo con pinzas —Jose Luis asintió—. Creo que debes confiar en tus instintos. El gran riesgo reside en perderla para siempre, ¿no?
—Sí —le bastó oír las palabras para sentirse mal.
—Esa es la cuestión, ¿verdad? jamás me consideré capaz de hacerlo.
—¿Pero crees que con Hanna existiría una posibilidad?
Tenía tantas ganas de creerlo que le dolían los dientes. Pero se encogió de hombros.
—Tal vez.
Gloria lo observó un largo rato, luego bajó la vista a sus manos. Al final volvió a mirarlo.
—Lo único que puedo hacer es decirte lo que pienso. Podría estar completamente equivocada, de modo que tendrás que tomarlo con pinzas —Jose Luis asintió—. Creo que debes confiar en tus instintos. El gran riesgo reside en perderla para siempre, ¿no?
—Sí —le bastó oír las palabras para sentirse mal.
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