—¿Molesto? —preguntó—. ¿Estás ocupada?
Hanna meneó la cabeza y le indicó que pasara.
—¿No tienes ensayos esta noche?
—No. El director esta ocupado. Al menos eso es lo que han dicho
—Suena complicado.
Cristian se dejó caer en el sillón y sonrió
—Es el teatro. Siempre es complicado —dijo.
—¿Qué te sirvo? —preguntó con una sonrisa, yendo hacia la cocina.
—¿Tienes algún batido de chocolate?
—Desde luego —a Hanna no le gustaban pero siempre guardaba algunos en la nevera por si Cristian la visitaba
—. ¿Qué pasa?
—Tenía que contárselo a alguien —repuso—. Ya no podía guardármelo más.
Sonaba tan entusiasmado que Hanna regresó lo más pronto que pudo al salón. Al darle la bebida, notó que pasaba algo importante.
—Es Andy.
—¿Sí?
Respiró hondo y soltó el aire con fuerza.
—Sé que parece una locura y también que ha sucedido muy deprisa, pero, Hanna, es la elegida.
—Tenía que contárselo a alguien —repuso—. Ya no podía guardármelo más.
Sonaba tan entusiasmado que Hanna regresó lo más pronto que pudo al salón. Al darle la bebida, notó que pasaba algo importante.
—Es Andy.
—¿Sí?
Respiró hondo y soltó el aire con fuerza.
—Sé que parece una locura y también que ha sucedido muy deprisa, pero, Hanna, es la elegida.
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