martes, 15 de abril de 2014

Capitulo 153


Las lágrimas comenzaron a caer por la cara perfecta de Hanna. Jose Luis  la consoló y se las secó con el dedo. En cuanto la tocó, ya no pudo parar. Le alisó el cabello, le masajeó la nuca, le acarició la mejilla.

—Quiero que nos casemos —indicó Jose Luis—. Y, no te desmayes, pero también quiero que tengamos hijos.

Hanna se enderezó de golpe. Al fin la felicidad apareció en sus ojos. Y la sonrisa cegadora que calentaba su corazón como no lo conseguía nada en el mundo.

—¿Estás seguro? —preguntó, como si temiera que pudiera contestar que no.

En respuesta él se inclinó y la besó. Al principio con suavidad, pero el sabor de las lágrimas saladas lo impulsó a levantarse, arrastrándola consigo. La abrazó y la besó como si ello le pudiera salvar la vida.

Hanna le acarició la espalda, cerciorándose de que era real y de que no se había vuelto loca.

Pasado largo rato, se apartó y lo miró con ojos despejados y el pulso firme. Aún quedaba una cosa de que hablar.

—¿Qué? —inquirió Jose Luis


—No me malinterpretes. Esto es lo más romántico del mundo, pero pensaba que quizá podíamos continuar en la otra habitación, - mencino Hanna un poco timida

Jose Luis rio, la besó otra vez y, de la mano, la condujo fuera del baño hacia el dormitorio. Se sentaron en el borde de la cama, con las rodillas pegadas y los dedos entrelazados.


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